Tomates Raf ¿por qué nos gustan tanto?
Pues podríamos decir que por muchas cosas. Para empezar, los tomates Raf ya nos enamoran desde la frutería. Los vemos y descubrimos que tienen una morfología que, además de ser irregular, es muy especial, muy característica: profundos surcos que terminan en el centro, de forma ovalada y achatada por los extremos. Estos surcos son su seña de identidad, junto a un color verde intenso… que puede llegar a ser casi negro en la parte superior del tomate.
¿Lo abrimos para ver cómo es por dentro? Vamos allá. En el interior del tomate lo que encontramos es una coloración rosácea, de textura compacta muy firme y jugosa, carnosa y con semillas pequeñas. Es consistente y, por lo general, tiene un delicioso sabor dulce, debido al equilibrio entre azúcares y acidez. La maduración se produce de dentro a fuera.
El sabor tan peculiar, y apetecible, del tomate Raf se debe a sus peculiares condiciones de cultivo. Esto significa que el cultivo del tomate de Raf necesita, entre otras condiciones naturales, de un agua con cierta salinidad para que el fruto contrarreste generando azúcares. Así se ha hecho desde siempre, incluso cuando, antaño, el Tomate de Raf se cultivaba en los márgenes de las ramblas.
Los tomates Raf, a veces también llamados tomates de pata negra, son de temporada corta. Esto quiere decir que se plantan en septiembre y, allá por finales de diciembre, se empiezan a recolectar. Luego, podemos disfrutar de los tomates Raf hasta el mes de mayo, cuando se recogen los últimos.
Puede que también nos encanten porque el tomate Raf es un alimento que necesita poco para ser disfrutado, simplemente abriéndolos por la mitad, con un poco de sal y un chorrito de aceite de oliva virgen extra… y tus sentidos te transportan a la huerta.
¿Más virtudes del tomate Raf? Pues podemos apuntar sus propiedades antioxidantes y su muy rico contenido en vitamina C. No lo dudes: cuando vuelvas a verlos en el mercado, compra algunos y tómalos con aceite y sal. O pídeselos a Naranjas Lola. Están….uuhhhmmmm