¿Por qué a todo el mundo le gustan las naranjas?
Si nos fijamos, es cierto. ¿Conoces a alguien que diga que no le gustan las naranjas? Puede que a la mayoría les gusten simplemente por su sabor… o también por lo bien que se sienten después de tomar una. Y es que además de estar ricas, no ser caras y tener un aroma muy agradable, las naranjas tienen muchos beneficios para nuestra salud… empezando porque son ricas en vitaminas y fibras… además de aportar pocas calorías a nuestra dieta. Además, la naranja, cada gajo de naranja que nos metemos a la boca, incluye un buen número de sustancias que contribuyen al buen estado de nuestro organismo (calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasa, sosa…).
¿Seguimos? Bien. Además de lo dicho en el párrafo anterior, las naranjas tienen muchas propiedades medicinales. De hecho, su carne y jugo se emplean para fortalecer el sistema inmunológico y reforzar las defensas para combatir todas las fiebres infecciosas como la viruela, el sarampión, la sífilis… Además, el consumo de naranjas es perfecto para combatir los granos y salpullidos en la piel, el acné, los tumores ováricos, para corregir el mal funcionamiento dela vejiga y los riñones, y hasta para desvanecer piedras renales si se mezcla con el zumo de limón y se hace una dieta especial a base de estos cítricos. A todo esto podemos incluir que, cuando nos ponemos malos, tomar naranjas es el remedio ideal para combatir catarros, pulmonías, toses, bronquitis y demás afecciones similares.
Además, en el caso de tener niños, el zumo de naranja matinal aporta una buena dosis de calcio, lo que les ayudará en el desarrollo de sus huesos. ¿Qué estamos nerviosos? Pues el fósforo contenido en la naranja nos ayudará a combatir el estrés y los nervios (además de ser muy recomendable en caso de intoxicación).
Naranjas contra el estreñimiento
Si tenemos problemas para ir al baño, el magnesio que tiene la naranja sobreexcitará el peristaltismo intestinal, combatiendo el estreñimiento. Además, la naranja tiene potasa, un potente depurativo y disolvente de grasas. Y, sin salir de nuestro sistema digestivo y renal, la sosa de la naranja estimula el jugo pancreático, activa el proceso digestivo gastroduodenal, acciona la secreción clorhídrica. Además, el ácido cítrico disuelve el ácido úrico y es muy, pero que muy beneficioso para las glándulas suprarrenales.
Y para acabar este post, hablaremos del poder vitamínico de la naranja. Es conocido que esta fruta contiene altos niveles de vitaminas A, B, G y, sobre todo, C. Deténganos en esta última. Su acción antioxidante hace que el consumo de la naranja sea beneficioso para nuestra vista, piel, oído y aparato respiratorio. Además, durante la menopausia, la vitamina C ayuda a reducir los sofocos y otros síntomas de este periodo en la vida de la mujer. ¿Verdad que te está apeteciendo pelar una naranja y saborear, uno a uno, sus gajos? ¿A qué estás esperando?