El pomelo, una fruta con muchas virtudes

Podemos empezar. El 90% del contenido del pomelo es agua, lo que nos asegura una gran capacidad para saciar el apetito. Además, esta fruta tiene menos calorías que la naranja, la mandarina o el limón. Diurético y depurativo, el pomelo es muy utilizado en dietas de adelgazamiento. Lo recomendable, en estos casos, sería tomar esta fruta con pulpa o beber su zumo con frecuencia. Eso sí, de ser incluido el pomelo en una dieta, éste ha de ser parte de un régimen personalizado, variado, bien equilibrado en calorías… y nunca como ingrediente único o mayoritario, tal y como proponen algunas dietas. Sí no se hiciera así se podrían provocar carencias y desequilibrios nutricionales.

Acerca de la composición nutricional del pomelo, es importante saber que tiene un alto contenido en vitamina C, ácido fólico, carotenoides antioxidantes, minerales de potasio y magnesio… además de proveer, en abundancia, de los muy beneficiosos ácidos málico, oxálico, tartárico y cítrico.

Beneficioso para la diabetes… y más

Según un estudio científico conjunto llevado a cabo por la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) y el Hospital General de Massachusetts (EE.UU), el pomelo contiene un antioxidante -responsable de su sabor amargo– que podría aumentar la sensibilidad a la insulina. Según esta investigación, la naringenina -una sustancia que está también presente en otros cítricos-podría activar un conjunto de proteínas capaces de ayudar al hígado a descomponer los ácidos grasos… lo que mejoría, de manera muy significativa, la salud de los pacientes con diabetes. Esto se debería a que la presencia de la naringenina, en el organismo, haría que el hígado se comporte de modo similar a cuando se ayuna. De esta forma, acabaría con los ácidos grasos, en lugar de con los carbohidratos, sin que apenas se den efectos secundarios.